Acoso Mediático

Un Ataque Mediático

Operación de Propaganda Sectaria (2012)

Resumen Ejecutivo:

En mayo de 2012, el reportero Juan Pablo Proal publica un artículo SOLAMENTE en la versión web del semanario Proceso donde SIN CONTACTARME me acusa falsamente de ser líder de una secta  por que un grupo de foristas de un sitio web nos vemos cada mes desde 1992 en un lugar público y platicamos y tomamos café. Me acusa también de actitudes sectarias “comer carne y beber Pepsi” (¿?), basándose en testimonios de Julio Diana y Marco Arenas, personas de la secta Kinam Templo de la Serpiente Empluada o Iglesia Tolteca (comprobado ante notario). Como director de Ojos Alerta A.C., respondo públicamente que nunca fui contactado por el reportero, que las acusaciones son ridículas, y que se ignoran varias pruebas de libros de la secta y la Fe de Hechos notariada que documenta amenazas, incitación directa a la violencia con motivación religiosa (pag 7 8 9) y simulaciones. Es interesante reportar que hay varias Carpetas de Investigación contra ellos de mi parte, 7-jun-2008 por ejemplo sin ser las únicas Julio Diana va a amenazarme drogado a un restaurante, y 15 sep 2011 robo en mi casa y los vecinos describen a Marco Arenas, se levantó carpeta ese día. Así que en 2008 Marco Arenas es testigo de intento de asesinato en mi contra (y lo firma 2 veces), trata de robarme en 2011 y en 2012 es el “testigo principal» de una difamación.

Un ataque mediático con intereses ocultos

En 2012, la revista Proceso publicó un artículo únicamente en su sitio web (no en la edición impresa), firmado por el entonces editor Juan Pablo Proal, que me acusaba de ser un «líder de secta». Este ataque no era un trabajo periodístico; era una operación de propaganda diseñada para difamar a un foro de internet, rojointenso.net, y a Ojos Alerta AC, una organización dedicada a exponer sectas destructivas, con el fin de protegernos de grupos como Kinam.

El reportero me atacó a mí y a un foro, afirmando sin base alguna que el simple hecho de reunirnos en un café Sanborns nos convertía en una secta, mientras defendía a un «disidente» llamado Julio Diana da Silva. Lo que la revista no sabía es que Juan Pablo Proal, lejos de ser un periodista imparcial, tenía vínculos ideológicos y personales con la misma secta que yo había denunciado.

Las conexiones que el reportero ocultó

Mi investigación, que he documentado a lo largo de los años, demostró que la operación no fue un hecho aislado. Se trataba de una venganza coordinada que tenía sus raíces en una red de líderes de sectas y en los intereses personales del reportero.

  • Ideología en común: Mucho antes de su ataque, Juan Pablo Proal ya había demostrado su activismo a favor del uso de la marihuana en cuatro artículos publicados entre 2008 y 2012. En ellos, romantizaba la figura del narcotraficante y defendía el uso de la planta, una ideología que compartía con Julio Diana, quien la usaba como parte de su «tecnología espiritual». Una foto de 2011 incluso muestra a Julio Diana en un evento pro-marihuana con mujeres semidesnudas, confirmando esta conexión, cuando según el era ministro religioso.
  • Fuentes comprometidas: Para su artículo, Proal utilizó como fuente a un «ex miembro» llamado Marco Antonio Arenas Chipola y a un «anónimo». La evidencia que entregué a la revista demostró que Chipola era un peón de la secta con historial de robo y acoso. A su vez, el «anónimo» podría haber sido otro líder de secta, Frank Díaz, quien tenía su propia carpeta de investigación por acoso sexual en mi contra desde 2004 y otras de terceras personas. Tampoco trató de verificar la información, antes de hacer afirmaciones que eran a la vez serias y ridículas.
  • Mentiras para desacreditar: El ataque de Proal se basó en una serie de falsedades, desde usar las reuniones en un Sanborns como prueba directa de una secta, hasta inventar una supuesta dieta de carne y Pepsi y afirmar que la ruda era una droga alucinógena. Su artículo incluso defendía a estos individuos, ignorando que sus propios aliados los habían expulsado de eventos por ser «gritones y groseros» y las averiguaciones de 2008, Julio Diana, amenazas drogado, y  Marco Arenas, robo 15 sep 2011, entre otras. Hay razones para suponer que el intento de asesinato del 17-oct 2008 en mi contra fue organizado por ellos y hay firma autógrafa del segundo, en esa fecha y su ratificación.
  • Y justamente el 7 de Octubre de 2011 Me crean un perfil de facebook que me regresan Facebook. Hipótesis: Usaron documentos del robo 15 sep.
  • Contradicción: El hecho de que él sea el mismo «testigo» en la difamación de Proceso y al mismo tiempo un testigo de un ataque violento en mi contra(denuncia y ratificación), es una contradicción devastadora para la credibilidad de la secta. Expone su patrón de conducta:  atacan, y luego usan la difamación como una forma de ocultar sus crímenes. Hablan para cubrirse de supuestas «falsas denuncias» (inexistentes) de Narcotráfico incitadas supuestamente por mi, pero no pueden dar número, fecha, persona demandada, y en todo caso la denuncia sería un acto criminal de ellos.

Cronología que está en sitios:

    • 8 jul 2008 CUH 6 T2 – 01648 – 08 -10, vs Julio Diana Intento de suplantar identidad y otros delitos, se comprueba que no hay falsedad de declaraciones en mi dicho  así que En el año 2008, en junio 2008 Julio Diana llega absolutamente drogado a amenazarme ante ocho testigos y se le deja libre porque no es imputable por las drigas el análisis de CAPEA muestra que soy mentalmente sano (folio 104), y se pone queja porque no se toman acciones por su falsedad probada de declaraciones y fraude procesal.. Queda asentado en esa misma ocasión que miembros de su secta tratan de filmarme
    • Julio Diana dice CUH – 2 – T3 2272 08 07 dice no ser secta y chipola firma de las circunstancias del intento de asesinato y el 17 de octubre (fecha no estoy seguro) un a persona llamada el maestro de artes marciales MARCO ANTONIO ARENAS CHIPOLA, que no sabíamos era simpatizante de el, pasa el intento, Aunque el citado Marco Arenas pone su firma de lo que pasó en esa denuncia y su ratificación como testigo, tiempo después  lo corremos al descubrir relación de amistad ya probada con el citado Julio Diana Da Silva, por lo que suponemos que nos puso para que la secta destructiva me matara, y empezamos a ver otros indicios que el citado MARCO ARENAS era ladrón incluso antes del 2011
    • DGPDSC/DSC/003634/08 Intento de importar droga por la secta (literalmente Julio Pidio pemiso para importar hoja de coca y le dijeron que no)
    • 15 sep 2011 Averiguación FMH MH1-ti-03175/1109 contra Marco Arenas o quien resulte por robo Misma que atiende un Ministerio Público que de momento no recuerdo si es Carlos Medina , (Carlos Mejía o Carlos Mendoza me acuerdo que era con M), de la que sustraen documentos para robo de datos bancarios, de hacienda y de identidad,

Si bien la carpeta de investigación por el robo de documentos en 2011 no derivó en una sentencia formal contra Marco Arenas Chipola, constituye un indicio contundente de que el reportero Juan Pablo Proal actuó guiado por sesgos personales y no por criterios de investigación objetiva. La ausencia total de contacto conmigo para obtener mi versión de los hechos —a pesar de que existían múltiples fe de hechos, números de averiguaciones previas (puse solo unas), y publicaciones públicas sobre la secta— revela una negligencia flagrante. Un periodista profesional habría indagado no solo la relación directa de su fuente con un robo reciente, sino también el extenso historial de Julio Diana y su grupo, incluyendo documentos absurdos sobre invasiones extraterrestres, doctrinas esotéricas, y amenazas explícitas registradas en foros que el propio Proal cita como fuente. La omisión deliberada de esta información crítica, sumada a la decisión de basar su artículo en el testimonio de un presunto delincuente vinculado a una estructura sectaria, sugiere que su publicación fue motivada por intereses ajenos al periodismo, comprometiendo su imparcialidad y reforzando la hipótesis de simulación editorial.

Lo más absurdo es que Juan Pablo Proal, en al menos cuatro artículos que ahora aparecen bajo el crédito genérico de “La Redacción”, defendía abiertamente el consumo de marihuana y normalizaba el vínculo y relaciones de amistad con distribuidores ilegales, presentándolos como personajes entrañables o víctimas del sistema. Sin embargo, en otro texto publicado en el mismo sitio, criminaliza a personas que simplemente acudían a Sanborns, tomaban café, carne o Pepsi, acusándolas de formar parte de una “secta”. Es posible que, al haberse señalado esta contradicción desde 2012, el medio haya optado por retirar su nombre de los artículos más polémicos. Pero eso no elimina la incoherencia editorial: el mismo sitio web que promueve la desestigmatización de consumidores de cannabis, avala a una secta conocida por simulación y hostigamiento, y ataca a ciudadanos comunes por hábitos cotidianos. Esta doble moral revela una pauta ideológica, no periodística.

Juan Pablo Proal tenía una línea editorial claramente favorable al consumo de marihuana, lo cual coincide con el entorno ideológico de Julio Diana y Alland Padgett así que Proceso ha retirado su nombre de al menos cuatro artículos polémicos, lo que sugiere una estrategia de encubrimiento reputacional y Que el mismo medio que publicó un ataque contra mi por “tomar Pepsi” y reunirme en un café, toleró y promovió narrativas que minimizan el consumo de sustancias, incluso en contextos de simulación y sectas.

Por lo mismo, hicimos el trabajo que el reportero debió haber hecho: investigar, documentar, trazar fuentes y presentar hechos verificables. No es una reacción emocional, sino una respuesta documentada, trazable y jurídicamente protegida. Al exponer las incoherencias del reportaje, la omisión deliberada de datos públicos y la falta de profesionalismo del autor, demuestro que nuestro posicionamiento no se basa en opiniones, sino en hechos verificables. De hecho, por su rigor, trazabilidad y uso de fuentes abiertas, este trabajo puede considerarse un ejercicio legítimo de periodismo de investigación web, orientado a la reconstrucción de contexto y la protección reputacional frente a simulación editorial.

Este texto no constituye un ataque, sino un ejercicio legítimo de los derechos consagrados en los artículos 6° y 7° de la Constitución: el derecho a la información y a la libre expresión. La inactividad profesional del periodista durante más de nueve años, sumada a la naturaleza ridícula y editorialmente simulada de las acusaciones originales, refuerzan mi posición. No estoy difamando; estoy desmintiendo públicamente una agresión mediática que trató de dañar nuestra reputación sin fundamento técnico ni ético.

La realidad vs. la propaganda

El contraste entre la propaganda sectaria y la realidad se evidenció de manera dramática: el mismo día que entregaba la documentación sobre las violaciones periodísticas de Proal a las oficinas de Proceso, una vendedora de jugos nos relató espontáneamente cómo el conductor drogado de marihuana que atropelló a su hija y la mató le ofreció apenas 3,000 pesos como «perdón».

Mientras Proal romantizaba a los dealers como «emprendedores» y «jóvenes comunes y corrientes», las familias mexicanas sufrían las consecuencias reales de la normalización del consumo de drogas que él promovía. Esta coincidencia ilustra perfectamente la desconexión entre la retórica sectaria de «liberación» y el daño tangible que causa la promoción irresponsable del consumo de sustancias.

La evidencia que Proal ignoró

La prueba más contundente de la falta de ética periodística de Juan Pablo Proal es la evidencia que ignoró deliberadamente. Desde 2005 hay varios sitios sobre defensa contra la secta; en ese entonces venían los datos de contacto en cada uno de esos sitios, de un «aviso 2009» donde se indicaba como contactar al Maestro de Artes marciales, Hoffner Long, estafado por Chipola, así como una hoja de ese mismo maestro hecha de puño y letra con importes y fechas de la estafa. Se detalla claramente que Chipola fue expulsado de nuestras reuniones por acoso a foristas y el robo a Hoffner. Enlaces ejemplo aquí ( https://ojosalerta.org/aviso-2009/  y https://rojointenso.net/aviso2010.html ) Eso era solo una parte de la información disponible e ignorada, además mi equipo le entregó en las oficinas de Proceso a una persona con acuse de recibo, un CD que incluía documentación como libros donde decia Julio haber estado en una escuela de retrasados mentales, y se incluían otros documentos, incluyendo datos de fe de hechos notarizada donde el líder de la secta, Julio Diana, declaraba que yo estaba «poseído por un extraterrestre» y que había que «matarlos, exterminarlos sin piedad alguna», eso está publicado ahora en otro link más reciente, páginas 8 y 9. https://sectatolteca.com/Fe-de-Hechos-28308.pdf

Además, se incluían pruebas de que otro seguidor de la secta, Allan Padgett, quería «ver [mis] tripas rodando por la avenida». A pesar de tener acceso a pruebas de incitación a la violencia, el reportero eligió encubrir a los agresores y atacar a la víctima.

Este link es una prueba de la relación de proal, que iba en el CD, es un PDF que muestra la evidencia de las amenazas y la relación de amistad.

https://sectatolteca.com/padgett2012.pdf

  • La «fuente» de Proal no era un disidente creíble, sino un criminal. Esto descalifica por completo la credibilidad del artículo de Proceso.
  • En la fe de Hechos, Julio Diana (fundador de sectas Kinam y linaje1723) le dice a Chipola/rayzu que hay que matarme. Y este lenguaje de odio lo ignora Proal.
  • El hecho de que le entregamos un CD con pruebas de las amenazas de Diana («matarlos, exterminarlos sin piedad») y su propia confesión de Julio Diana de haber estado en una institución mental es el punto culminante. No era un hecho aislado. Sabemos que Proal tenía en sus manos la prueba de que su historia era falsa y peligrosa, pero eligió publicarla de todos modos, sin hacer verificaciones, violando completamente el equilibrio informativo que se resume en el principio fundamental de «Contrastar fuentes». Este principio es esencial para presentar una noticia de forma completa y objetiva, solo que Proal ignoró deliberadamente la información online, la entregada en el CD, y cuando nosotros lo contactamos por correo. Tenemos el correo como evidencia.

  • Cuando nosotros contactamos a Juan Pablo Proal por correo electrónico, su respuesta se limitó a una sola frase: me preguntó trabajo. Todos los sitios mencionan que soy DEVOPS; pero para fines prácticos la segunda pregunta sería el lugar de trabajo. Hago un comentario de porque es una pregunta absurda. Preguntar por mi trabajo ? Esta pregunta no solo fue absurda, peligrosa y poco ética, sino que trece años después resulta aún más preocupante, ya que en 2025 ese lugar sigue siendo mi fuente principal de ingresos, demostrando el verdadero objetivo de hostigamiento de la secta detrás de su supuesta investigación periodística. No existía razón periodística alguna para solicitar específicamente mi lugar de trabajo. Si hubiera tenido intenciones profesionales legítimas, habría preguntado sobre mis fuentes de ingresos o “a qué se dedica usted”, pero su pregunta directa sobre “el trabajo” implica decir la ubicación física revela intenciones siniestras: ¿era para facilitar OTRO intento de asesinato o para orquestar una campaña de difamación en mi centro laboral? La especificidad de su consulta expone que no buscaba información para un artículo, sino datos para el hostigamiento de la secta que dirige Julio Diana. Lo que debió preguntar era sobre el artículo o decir que nos viéramos para una entrevista. Pero no. Me preguntó sobre mi trabajo…. Cosa que Julio Diana siempre quiere saber

    • Se supo que en el 2003-2006 Estuve en una fábrica de Galletas, y Julio Diana se aventó una historia producto de su imaginación en laque metió a Juan Yoliliztli, de la Editora Alba. Y si, pero porque yo, temiendo por mi vida, hice que quedara evidencia de que coche conducía Yoliliztli con las personas de seguridad de mi trabajo.
    • Otro incidente, como había documentado públicamente desde 2009 en https://kinam.com.mx/cronologia/, existe un patrón claro y preocupante: cada vez que Julio Diana obtenía información sobre mis lugares de trabajo, la convertía en historias delirantes. Cuando Julio llegó drogado al restaurante en julio de 2008, mencioné en nuestra denuncia el nombre de la empresa donde yo estaba laborando. Para octubre de 2009, él ya había inventado una fantasía completa sobre ‘ministerios públicos con patrullas y sirenas’ llegando a notificarme allí, cuando mi contrato había terminado tres semanas antes y era físicamente imposible por múltiples razones legales y técnicas: violaba el artículo 16 constitucional, si hubiera estado yo los ministerios públicos iban derechitos  a la cárcel por abuso de autoridad (LGRA ahora pero entonces eran delitos contra la la principal legislación sobre responsabilidades de los servidores públicos en México era la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos (LFRASP) )y el domicilio correspondía a delegación equivocada, usaba nombre incorrecto (‘Alfonso Orozco Aguirre’), no se asentó el domicilio de trabajo en el expediente, y la sede de trabajo no correspondía al domicilio fiscal como SIEMPRE PASA EN EMPRESAS GRANDES, así que ni siquiera habrían tenido la dirección para notificar, y el domicilio de trabajo ocurría en un edificio insonorizado a 40 metros de altura donde era imposible escuchar sirenas. Las notificaciones legales se hacen por cartero al domicilio registrado, no por ministerios públicos en patrullas. Julio Diana nunca ratificó su declaración y cayó en falsedad de declaraciones. Esta información estaba disponible públicamente desde antes de 2012, demostrando exactamente por qué era peligroso e inapropiado que cualquier periodista preguntara sobre mi trabajo. Proal tenía acceso a esta evidencia que explicaba el patrón de acoso, pero eligió ignorarla deliberadamente.
    • Por eso cree Varias razones sociales. Para no ser acosado Con mis Clientes.
  • Ese centro de trabajo del 2012 en 2025 sigue vigente , y me ha generado ingresos equivalentes a contratar dos profesionistas de tiempo completo durante estos trece años, representando no solo mi estabilidad económica, sino la base material de mi independencia. Su pregunta sobre mi trabajo revela que la secta buscaba atacar precisamente esto: mi capacidad de sustento económico autónomo, probablemente para facilitar intentos de suplantación.

Preguntar específicamente por tu trabajo no tiene ningún sentido periodístico válido.

Repito… Por sentido común y protocolo estándar de seguridad, cuando alguien es amigo de una secta y le da la razón a esa secta, no le vas a proporcionar información sobre tu trabajo o empresa. Es lógica básica de protección. Lo que resulta más revelador es que Proal, en lugar de hacer las preguntas periodísticas obvias —como solicitar una entrevista formal, preguntar sobre mi versión de los hechos, o indagar sobre mi relación histórica con Julio Diana y Marco Arenas— me pidió específicamente información sobre mi trabajo y por lo tanto de mi lugar de trabajo. Esto no tiene ningún sentido periodístico, pero sí coincide perfectamente con el patrón de acoso documentado: la secta siempre buscaba obtener información personal y laboral para usarla en mi contra. Un reportero legítimo habría preguntado sobre los hechos; un operador sectario pregunta dónde trabajas.

Como había documentado públicamente desde antes de 2012 en sectatolteca.com y desde 2015 en  https://templotolteca.com/robo-de-identidad/, existía un historial extenso de robo de identidad financiera y obsesión por obtener información laboral por parte de la secta. Cualquier búsqueda básica habría mostrado a Proal exactamente por qué no proporciono datos de trabajo. Pero él prefirió ignorar esta evidencia pública.”

Un periodista profesional que realmente quisiera hacer un artículo legítimo habría preguntado cosas como:

  • “¿Como conoció usted a Julio Diana y/o Marco Arenas Chipola?” (para empezar)
  • “¿A qué se dedica usted?”
  • “¿Cuál es su profesión?”
  • “¿Qué tipo de trabajo realiza?”
  • “¿Cuáles son sus fuentes de ingreso?”

Pero preguntar dónde específicamente trabajas (la ubicación física) no aporta nada al contenido periodístico. Esa información solo sirve para:

  • Hostigamiento laboral
  • Presión sobre empleadores
  • Facilitar acoso físico o amenazas
  • Campaña de difamación dirigida
  • Posibles intentos de suplantación

Es una pregunta que revela intenciones de hostigamiento, no de periodismo. Un reportero ético jamás necesitaría saber tu dirección laboral específica para escribir un artículo sobre supuestas actividades sectarias.

La pregunta fue diseñada para obtener información útil para el acoso, no para el periodismo.

El marco legal y la conclusión

Este caso se publica ahora, trece años después, con base en los derechos constitucionales de libre expresión y el derecho a la información (fundamento legal detallado al final). La documentación notarizada y las averiguaciones previas que sustentaron mi denuncia original permanecen como testimonio del abuso de poder mediático que ocurrió.

Juan Pablo Proal ya no ejerce como reportero, pero su caso sirve como ejemplo de cómo las sectas destructivas pueden infiltrar y manipular medios de comunicación respetados para ejecutar venganzas personales. La revista Proceso, tras revisar la evidencia que presenté, publicó mi carta aclaratoria y posteriormente removió a Proal de su posición editorial.

La lección es clara: la documentación rigurosa y la persistencia pueden derrotar incluso las operaciones de propaganda más sofisticadas. En un mundo donde la desinformación prolifera, es fundamental que los ciudadanos mantengan la vigilancia contra aquellos que prostituyen el periodismo para servir agendas sectarias.

La verdad, respaldada por evidencia notarizada, siempre prevalece sobre la propaganda.


Alfonso Orozco Aguilar
Director General
Ojos Alerta AC
ojosalerta.org

(Este texto se basa en Artículos 6 y 7 Constitución, art 222 de CNPP y como seguimiento a averiguaciones previas de 2004 a 2017)

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